miércoles, 18 de abril de 2012

Lo mudo.

Esa costumbre que tiene la gente de amordazar el silencio. Creo, en verdad, que ese tan famoso “sentido común” cambió su naturaleza. Algunos creen que el silencio es incomodidad, otros timidez, otros un arma letal para narciso, para algunos pocos un abrazo en los oídos. La costumbre lo peyorativisó, lo subestimó como sonido, creencia absurda de afonía, lo redujo a ausencia. Arritmia cerebral. El silencio aturde, es un socorro, a veces un motivo para quitarse la vida. El silencio es el verbo impronunciable. Lo suicidó la palabra del cobarde, la frivolidad de un te quiero.
Lloro terror y espanto al pensar que la ausencia es vacío. Me dolés en el esternón si no logras narrarme en sigilo. Somos trocitos de pretéritos, latimos ecos de silencio.

1 comentario:

  1. Hey! Volviste a publicar!
    Me recordo a una parte de la que creo fue la primera de nuestras largas conversaciones: el silencio, aquella vez distendido.
    El sentido comun me dice, timidamente, que dada la espantosa ausencia no puedo ahora darte abrazo, sino solo pronunciar, cobardemente, las palabras "te quiero"

    Fernando

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