viernes, 26 de febrero de 2010

Las 120 jornadas de Sodoma



"La primera se llamaba Marie. Había sido criada de un famoso bandido recientemente ejecutado, y ella, por su parte, había sido azotada y marcada. Tenía cincuenta y ocho años, casi calva, la nariz torcida, los ojos apagados y llenos de lagañas, la boca grande y poseedora aún de sus trinta y dos dientes auténticos pero amarillos como el azufre; era alta chupada; habiendo tenido catorce hijos, a todos los había ahogado, según decía, por miedo a que fueran malas personas. Su vientre era ondulado como las olas del mar y tenía una nalga comida por un absceso."
"La segunda se llamaba Louison. Tenía sesenta años, era pequeña, jorobada, tuerta y renga, pero poseía un bonito culo para su edad y la piel todavía bastante hermosa. Era más mala que el diablo y estaba siempre disponible para todas las infamias y todos los crímenes que pudieran encargarle."
"Thérese tenía sesenta y dos años. Era alta y tan delgada que parecía un esqueleto, ni pelo en la cabeza, ni un diente en la boca y despedía y despedía por esta abertura de su cuerpo un olor que tumbaba. Tenía el culo acribillado de heridas y las nalgas tan absolutamente flácidas que se le podía enroscar la pielalrededor de un palo; el agujero de este bonito culo se parecía a la boca de un volcán por la anchura, y por el olor auténtico agujero de letrina; en toda su vida Therese no se había limpiado el culo, según contaba, por lo que quedaba perfectamente demostrado que seguía habiendo mierda de su infancia. En cuanto a su vagina, ésta era el receptáculo de todas las inmundicias y de todos los horrores una verdadera sepultura cuya fetidez producía mareos. Tenía el brazo torcido y rengueaba de una pierna."
"Fanchon era el nombre de la cuarta. Había sido colgada seis veces en efigie, y no existía un solo crimen en la tierra que ella no hubiera cometido. Tenía sesenta y nueve años, era chata, baja y gorda, bizca, casi sin frente, en su hediondo morro solo quedaban dos viejos dientes a punto de caerse; una inflamación le cubría el trasero, y unas hemorroides gruesas como el puño le colgaban del ano; un horrible chancro devoraba su vagina y uno de sus muslos estaba completamente abrasado. Estaba borracha las tres cuartas partes del año; y durante su borrachera, como su estómago era muy débil, vomitaba por todas partes. El agujero de su culo, pese al paquete de hemorroides que lo adornaba, era por naturaleza tan ancho que muchas veces se ventoseaba y pedorreaba, y defecaba sin advertirlo."
"Más allá del servicio específico para el cual las necesitaban durante las vacaciones, estas cuatro mujeres también tenían que participar en todas las reuniones para todas las tareas, incluidos los servicios sexuales que se les exigieran."