domingo, 27 de diciembre de 2009

(Entre paréntesis)


Podría decirse que me estoy hundiendo, podría decirse que mi sombra se ahoga en la oscuridad de la tuya. También que te regalé cada letra de mi nombre para que juegues a armarme y desarmarme, a llamarme y mutarme. Y que también el vaso de ese dicho popular está rebalsado de lágrimas o de gritos licuados o enojos aguachentos. Que depende de cómo me mires respiro o suspiro, grito o me ahogo. Podría decirse que te regalé la luz de mi alba y de mi noche, y me quedé a oscuras. La voz y quedé mudo. El color de mis ojos, el de mi piel y mis labios... el de la fantasía con gusto a limón. Podría decirse que dibujé tu rostro con mis manos, con crayones viejos que no tenian ganas de pintar. Dibujé una sonrisa con labios prominentes, unos ojos con tintes de tristeza, dos orejitas que no escuchaban nada. y te dibujaba con mis manos, con mis dedos que eran crayones viejos. Te puse mi voz pero no mis palabras, te puse mis manos pero no mi tacto, mis gustos... pero no te gusto. Y me regalé tu garabato en un mural. Tu garabato porque mis dedos bailaban con pasos de melancolía. Porque mis dedos son sensibles y lloran constantemente. Y tu rostro que era hermoso lo arruine por completo. Y mis dedos se largaron a llorar. Y mi cuarto empezó a inundarse. Levanté mis brazos y diez chorros de agua volaban sobre mi cabeza. Chillaban por lo que habian creado, estaban desconsolados, doloridos y empapados. Mientras el agua se acumulaba en el cuarto blanco loquero, la puerta había desaparecido y la ventana fija a la pared, sin poder moverla.Me sentí un pez que no sabía nadar, uno sin branquias... un pescado.

domingo, 20 de diciembre de 2009

Bondi.



Uno, tan solo sentado. Otro, parado. Asientos vacíos. Alguien con un ramo de flores. Yo... no lo sé. Me mira, y me retiene, no me deja mover. Me ata el cogote, y disfruta mi parálisis. Me susurra perversiones. Me regocijo. Se espanta y muere al lado mío.
Suben. Bajan algunos.
Suben. Lo pisan. Bajan algunos.
Suben. Lo pisan. Eso estorba. Lo hacen una bola y lo tiran por la ventanilla. Bajan unos pocos.
Se desparraman. No se miran por miedo a contagiarse la mirada.
Están todos muertos o dormidos con la baba cayendo como una catarata de fetos líquidos. Mi mirada de guillotina a algunos los viola, a otros los desnuda y a otros tantos los arropa porque son demasiado feos para desnudarlos. Y mi mirada se escapa por la ventanilla, se pierde en el muerto.
Mi cuerpo en el asiento. El ramo de flores sosteniendo al pasajero. Huele el ramo, ahora florecido pero inmediatamente ahora marchito. Maldice con faltas de ortografía y se baja del colectivo en movimiento.
Vamos sin rumbo o con un rumbo incierto. Se detiene, entra polvo, entra gente, entran pedacítos de extraño. Pequeños, chiquitines como un cuarto de grano de arena. Se sienta al lado mío. Lo soplo, se esfuma, lo despedazo. Siempre amé sentarme solo. Y se pone en marcha, un noctámbulo olvidado.

viernes, 11 de diciembre de 2009

CafeinA



Hoy tenía ganas de tomarme un café con la Lunátika más cuerda de todas. Hoy me imaginé ese café descafeinado del que tanto escribimos, de ese café infiel amigo de charlas, de ese café que esconde todos los días una filosofía incierta o los pensamientos más absurdos que nos hayamos convidado. Hoy había sol y me preocupé un poco, un pedacito de mí estaba dubitativo o tenía un poco de miedo. Temí, en verdad, me costaba caminar. Pensé que era real, el sol, me daba miedo dormirme bajo él. Ay Lunática (suspiro... respiro)... hoy lo recordé... los exhaustos, de correr, contra el tiempo, la mirada, el olvido, contra el todo que nunca se queda quieto y nunca vamos a alcanzar. Tenía ganas de que lloviera y que un café nos enfrentara, que chocáramos en la charla más bonita de todas, donde se esconde algo más que palabras, me escondo, te escondes, eso se esconde, se refugia y se ofusca a la vez. Eso que nos hace amantes de la lluvia, que nos convierte en vulnerables, a medida que va cayendo, la lluvia, el café, por la taza, hacia la taza, hacia tus labios y hacia tu boca. Y que de tu boca sale cada gota de lluvia, cada secreto, cada lágrima, cada sueño. Y te sueño, te dibujo a garabatos, lento, viendo como pasa lo otro... la vida, la mía... como pasa la tormenta y se impone el sol. Y me aterro de no volver a ser simples extraños que se conocen y reconocen en cada partícula de café.



Ich vermisse dich immer.

Te sigo desde lejos.

martes, 8 de diciembre de 2009

Sick of this.

These words have drained from this pencil ...
As we lay in the stillness I whisper to you: you are my night sky, don´t let the sun shine. You and your sweet everything make my stomach turn into spoiled butterflies.
And you know my darling that time doesn´t exist and our voices don´t need to fly through the air to be heard by us. But ... we don´t lay in the stillness any longer and the reality´s speed destabilizes us in every breath, every silence, in every me and every you.
We are not real.
We are not.